Aprender a nadar es una de las habilidades básicas que debemos enseñar a nuestros hijos desde pequeños para prevenir posibles ahogamientos. Además, les da la capacidad de participar en actividades acuáticas con total seguridad.
Pero, la natación no solo aporta a los niños habilidad de supervivencia, también les proporciona multitud de beneficios tanto a nivel físico como emocional.
¿Cuáles son estos beneficios?
- Fortalece su sistema de defensa. La natación es un deporte cardiovascular que mejora la condición física general, especialmente los pulmones y el corazón.
- Fortalece los músculos y mejora la flexibilidad.
- Mejora su postura corporal. Al intervenir muchos músculos, la natación favorece la alineación del cuerpo y reduce los dolores de espalda.
- Mejora la coordinación y el equilibrio. La natación requiere que todo el cuerpo se coordine y trabaje en conjunto. No solo necesita coordinar brazos y pies, sino que sentidos como la vista y el oído también entran en juego.
- Ayuda a conocer su cuerpo. Al ser un deporte en el que intervienen muchos músculos, los niños toman conciencia de las capacidades de su cuerpo y de cómo manejarlo.
- Mejora su autoestima. Aprender a nadar es un proceso largo. A medida que el niño va logrando cosas su autoestima y confianza en él mismo aumenta.
- Mejora su concentración. Al nadar es necesario que el niño esté totalmente concentrado y enfocado en los movimientos del cuerpo. Esto favorece su capacidad de concentración.
- Ayuda a tener un mejor descanso. Como cualquier deporte, el esfuerzo realizado hace que los niños logren conciliar el sueño con mayor facilidad.
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